Total... imagina la escena: los nervios por la gran altura que hay y lo estrecho del paso, nervios también por colarme en un sitio que aún no está abierto al público, la cámara de fotos en una mano, una mochila con mis botas "pisacacas" escogidas para las fotos, saltar una valla al lado del acantilado para entrar...
Y llega el momento de hacer las fotos. Cuidado, Pedro, ¡que lo que se te caiga ya no lo ves más!. Empiezo a sacar las botas safari e ir poniéndolas aquí y allí, por separado, juntas, encima de un poste... Voy haciendo fotos como si fuese un profesional. Me tiro al suelo, busco ángulos y combino colores. Todo esto con un ojo en el visor de la cámara y otro mirando al fondo del desfiladero.
Pero creo que el resultado ha valido la pena :)